
El pasado jueves 1 de Octubre se dio uno de los mejores show hasta el momento con la visita de Mara Romero una personal trainer y asesora de salud, quien nos trajo una perspectiva “no médica” de recibir el paso de los años y lo que ello conlleva.
Ante la inminente llegada de sus 40 empezó a indagar, a observar mujeres de su edad y a otras generaciones de mujeres sobre cómo había sido o estaban siendo sus experiencias para preparase a recibir el paso de los años y la inevitable menopausia.
Sobre que opinaban y como les había ido con la terapia hormonal o si no usaron y que tal los reales cambios que experimentaban en este tránsito hacia la madures.
Encontré dijo varias y muy diversas repuestas lo que me dio a entender que cada organismo recibe la edad y la menopausia de manera muy distinta, y que la actitud mental y la buena condición física pueden hacer una gran diferencia.
Aprendí nos dijo que todo es cuestión de percepción y que mientras no nos reconciliemos con el concepto de la vejez estaremos aterrorizadas esperando que nunca llegue.
La manera como percibimos envejecer está condicionada mayormente con la información social y cultural que hemos recibido por ej en nuestra cultura se ha creado todo un mito sobre el envejecimiento masculino circunscrito a su virilidad, aquí no importa si tienen canas, se ponen gorditos o feos pues como existe ahora el viajara, la sialis y mis cosas más para mantener y prolongar su virilidad ahora ellos mientras más maduros más interesantes, esa es la percepción sociocultural, sin embargo con nosotras no pasa lo mismo, tan pronto vienen las canas, se nos va el periodo y la belleza empieza a pasar o a madurar se nos descalifica porque la mujer es bella e interesante mientras este guapa, flaca y joven, esa ha sido la información que hemos recibido en nuestras culturas, por eso cada vez mas acudimos al botox y cirugías estéticas con desespero, aun cuando a veces se nos va la mano y parecemos de cera o tan estiradas que da hasta risa.
Se debate continuamente el usar o no los reemplazos hormonales esto es una decisión que cada una debe ponderar con su médico, quien deberá explicar los pro y contras de las mismas. Poniéndolo de manera jocosa lo que nos quieren decir sobre usar el reemplazo hormonal es que con esta decisión no solo estaremos más saludables si no jóvenes por siempre, alejareis el fantasma de la vejez, tendréis cuerpos juveniles, rostros sin arrugas, rostros de acero y corazón a prueba de vida cotidiana, seréis atractivas pero aun así no las elegiremos sexualmente ni decorativamente.
Ven la diferencia de cómo la sociedad y la cultura hispana nos declara ante la inminente menopausia que se acerca con la llegada de los 40, pero que no tiene hora ni día, pues varia de persona a persona.
Caray viéndolo así que terrible destino el nuestro diría cualquiera no? Pues NO!!! Esto lo podemos vencer es cuestión de actitud, muchas mujeres aun están en negación ante esta realidad cuando la actitud correcta es aceptar los cambios y el paso del tiempo con sabiduría.
Como mujeres necesitamos replantearnos nuestra identidad, asumir nuevas posturas e identificar la menopausia como otro viaje, el viaje hacia nuestra interioridad.
Replantearnos nuestro cuerpo como vehículo, al cual es necesario mantener saludable y fuerte, para que transporte ese ser que nos habita, un ser añoso pero lleno de experiencias, de vivencias, ser que nos hace único insustituible, especial.
Necesitamos transformar nuestro modela de belleza, necesitamos aprender a ser mas compasivas, necesitamos transformar los modelos de belleza que tenemos y llevarlos hacia la dignidad y el respeto.
Muchas mujeres al llegar a la menopausia sufren síntomas que están más relacionadas a circunstancias que coinciden más con este momento que con la menopausia en sí.
Aunque cultural y socialmente el cese de la menstruación confronta a la mujer con envejecer, es más fuerte dicha circunstancia si nuestra percepción sobre la vejez tiene connotaciones negativas: “Quienes temen a la vejez y los diversos elementos de exclusión social y emocional que en nuestra cultura y sociedad se asocian a ella, tienen a hacer de la menopausia un chivo expiatorio, depositario de la ira que el hacerse mayor les genera”
Por tanto no podemos desvincular lo que sucede con nuestros cuerpos con lo que sucede en nuestra cabeza, en nuestra psiquis, no podemos perder la perspectiva que muchas mujeres piensan que la depresión es uno de los síntomas de la menopausia, realmente de lo que se trata es que con la llegada de los años y la madures que estos traen en sí mismos nos enfrentamos a toda basura que fue guardada por años y que no habíamos querido remover; no porque tenemos la menopausia nos ocurren determinadas cosas, sino que justamente , que nos encontramos en un momento de nuestra vida en el que se producen un buen numero de coyunturas que hacen que el suelo donde hemos apoyado las fuertes creencias de nuestra vida en lo personal, lo familiar y lo profesional se mueva, se tambalee y entre estas circunstancia se encuentra la menopausia. Ahí entremezclamos entre los sueños rotos, los hijos y las hijas…la pareja y la no pareja, la jubilación al fondo, el cuerpo cambiando…Todo haciendo ruido, un ruido que nos devuelve a nosotras mismas y nos interroga,
La manera como asumimos los cambios en nuestros cuerpos y de nuestra vidas repercutirá positiva o negativamente en la forma que viviremos el resto de los años que nos quedan por vivir, que probablemente sean tanto o más de los que ya tenemos. La manera en la que decidimos utilizar este proceso, como uno a nuestro favor donde nos apoderamos de la libertad y del discurso, será de fundamental importancia. Es importante señalar que la desacreditación de los cambios en la mujer tiene la intención de subestimar el poderío femenino. Históricamente ha convenido desacreditar la fuerza y el poderío recién adquirido-recuperado por parte de las mujeres pos menopáusicas, y a su maravillosa lucidez la llaman locura.
Los efectos de la menopausia son pasajeros y tampoco afectan por igual a todas las mujeres: “podríamos decir sin temor a equivocarnos demasiado, que los sofocos se pasan, el insomnio disminuye y el deseo sexual se transforma” Sin embargo son los cambios físicos a los que más le tememos; resequedad en la piel, subir de peso, flacidez, arrugas, son algunos de los cambios que confrontamos, sumado esto a la desinformación y la manera de que nos educaron, nos educaron para el cuerpo estético, no para el cuerpo atlético, así que el deporte y la actividad física no siempre forman parte de nuestras vidas. Esto nos causa preocupación, hay cambios en nuestro cuerpo cuando empezamos a envejecer como el colesterol, la vida sedentaria, la mala alimentación, el exceso de peso, y la vida tediosa y sin objetivos y esto apunta a que debemos cambiar la percepción de la menopausia y el paso de los años apreciándola como una transformación positiva, mas despreocupada, donde se desarrolle el gusto por la vida propia.
La menopausia sea el mejor momento para reconciliarnos con nuestro cuerpo con lo guapa y rica que somos y donde gracias a la madures y los cambios hormonales podemos estar más equilibradas y ser menos emocionales, menos ansiosas. En fin liberarnos de los estigmas y de los viejos patrones. Somos seres individuales que habitamos en cuerpos que nos hablan.
Muchas de las sabias estrategias que podemos poner en práctica son tan simples como concedernos un descanso disfrutar de tiempo libre y prestar más atención y dedicación a nuestra actividad física, entre otras.
No cabe duda amigas mías que estar en buena forma física es la mejor manera de enfrentarnos con la menopausia. Las personas que se ejercitan tienen menos riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares y osteoporosis, proporciona una mejor musculatura, corrige la postura y favorece el equilibrio, ayuda a controlar el peso, se descansa mejor, nos ponemos de buen humor, reduce el estrés, y los altibajos de ánimo, en fin refuerza nuestra autoestima.
Desenfocarnos más de las apariencias físicas, ejercitarnos debe ser más un objetivo de salud, de vivir mejor, y a la vez aumenta nuestra autoestima y este debe ser nuestro norte, trabajar nuestras mentes desde una posición reflexiva que nos ayude a validarnos, convertirnos en el centro de nuestro mundo. Reconocer el lugar donde nos encontramos en este momento forma parte de quienes somos, aceptar los cambios dignamente, poder hablarlos con aceptación y paz, con naturalidad y desapego.
De esta manera nos proyectaremos positivamente. Siendo testigos de la vida y experimentándola con intensidad en el cambio y las transformaciones.
La Menopausia es un momento excelente para asumir la responsabilidad de nuestra salud, pues nos quedan muchos años Dios mediante que tenemos que asumir con bienestar, desde toda perspectiva.
Un pensamiento hermoso que me llego, lo comparto con ustedes para despedir este compartir sobre la llegada de los cuarenta y tantos y sus consecuencias como al menopausia.
“NO PUEDO CAMBIAR EL FUTURO!
NO PUEDO CONTROLAR EL FUTURO!
LA UNICA COSA QUE PUEDO CONTROLAR ES MI ACTITUD!
ESTOY CONVENCIDO QUE LA VIDA ES UN 10% LO QUE ME SUCEDE Y UN 90% COMO REACCIONO ANTE ELLO, ME DOY CUENTA QUE TODO DEPENDE DE MI PORQUE ESTOY A CARGO DE MI ACTITUD.
Ante la inminente llegada de sus 40 empezó a indagar, a observar mujeres de su edad y a otras generaciones de mujeres sobre cómo había sido o estaban siendo sus experiencias para preparase a recibir el paso de los años y la inevitable menopausia.
Sobre que opinaban y como les había ido con la terapia hormonal o si no usaron y que tal los reales cambios que experimentaban en este tránsito hacia la madures.
Encontré dijo varias y muy diversas repuestas lo que me dio a entender que cada organismo recibe la edad y la menopausia de manera muy distinta, y que la actitud mental y la buena condición física pueden hacer una gran diferencia.
Aprendí nos dijo que todo es cuestión de percepción y que mientras no nos reconciliemos con el concepto de la vejez estaremos aterrorizadas esperando que nunca llegue.
La manera como percibimos envejecer está condicionada mayormente con la información social y cultural que hemos recibido por ej en nuestra cultura se ha creado todo un mito sobre el envejecimiento masculino circunscrito a su virilidad, aquí no importa si tienen canas, se ponen gorditos o feos pues como existe ahora el viajara, la sialis y mis cosas más para mantener y prolongar su virilidad ahora ellos mientras más maduros más interesantes, esa es la percepción sociocultural, sin embargo con nosotras no pasa lo mismo, tan pronto vienen las canas, se nos va el periodo y la belleza empieza a pasar o a madurar se nos descalifica porque la mujer es bella e interesante mientras este guapa, flaca y joven, esa ha sido la información que hemos recibido en nuestras culturas, por eso cada vez mas acudimos al botox y cirugías estéticas con desespero, aun cuando a veces se nos va la mano y parecemos de cera o tan estiradas que da hasta risa.
Se debate continuamente el usar o no los reemplazos hormonales esto es una decisión que cada una debe ponderar con su médico, quien deberá explicar los pro y contras de las mismas. Poniéndolo de manera jocosa lo que nos quieren decir sobre usar el reemplazo hormonal es que con esta decisión no solo estaremos más saludables si no jóvenes por siempre, alejareis el fantasma de la vejez, tendréis cuerpos juveniles, rostros sin arrugas, rostros de acero y corazón a prueba de vida cotidiana, seréis atractivas pero aun así no las elegiremos sexualmente ni decorativamente.
Ven la diferencia de cómo la sociedad y la cultura hispana nos declara ante la inminente menopausia que se acerca con la llegada de los 40, pero que no tiene hora ni día, pues varia de persona a persona.
Caray viéndolo así que terrible destino el nuestro diría cualquiera no? Pues NO!!! Esto lo podemos vencer es cuestión de actitud, muchas mujeres aun están en negación ante esta realidad cuando la actitud correcta es aceptar los cambios y el paso del tiempo con sabiduría.
Como mujeres necesitamos replantearnos nuestra identidad, asumir nuevas posturas e identificar la menopausia como otro viaje, el viaje hacia nuestra interioridad.
Replantearnos nuestro cuerpo como vehículo, al cual es necesario mantener saludable y fuerte, para que transporte ese ser que nos habita, un ser añoso pero lleno de experiencias, de vivencias, ser que nos hace único insustituible, especial.
Necesitamos transformar nuestro modela de belleza, necesitamos aprender a ser mas compasivas, necesitamos transformar los modelos de belleza que tenemos y llevarlos hacia la dignidad y el respeto.
Muchas mujeres al llegar a la menopausia sufren síntomas que están más relacionadas a circunstancias que coinciden más con este momento que con la menopausia en sí.
Aunque cultural y socialmente el cese de la menstruación confronta a la mujer con envejecer, es más fuerte dicha circunstancia si nuestra percepción sobre la vejez tiene connotaciones negativas: “Quienes temen a la vejez y los diversos elementos de exclusión social y emocional que en nuestra cultura y sociedad se asocian a ella, tienen a hacer de la menopausia un chivo expiatorio, depositario de la ira que el hacerse mayor les genera”
Por tanto no podemos desvincular lo que sucede con nuestros cuerpos con lo que sucede en nuestra cabeza, en nuestra psiquis, no podemos perder la perspectiva que muchas mujeres piensan que la depresión es uno de los síntomas de la menopausia, realmente de lo que se trata es que con la llegada de los años y la madures que estos traen en sí mismos nos enfrentamos a toda basura que fue guardada por años y que no habíamos querido remover; no porque tenemos la menopausia nos ocurren determinadas cosas, sino que justamente , que nos encontramos en un momento de nuestra vida en el que se producen un buen numero de coyunturas que hacen que el suelo donde hemos apoyado las fuertes creencias de nuestra vida en lo personal, lo familiar y lo profesional se mueva, se tambalee y entre estas circunstancia se encuentra la menopausia. Ahí entremezclamos entre los sueños rotos, los hijos y las hijas…la pareja y la no pareja, la jubilación al fondo, el cuerpo cambiando…Todo haciendo ruido, un ruido que nos devuelve a nosotras mismas y nos interroga,
La manera como asumimos los cambios en nuestros cuerpos y de nuestra vidas repercutirá positiva o negativamente en la forma que viviremos el resto de los años que nos quedan por vivir, que probablemente sean tanto o más de los que ya tenemos. La manera en la que decidimos utilizar este proceso, como uno a nuestro favor donde nos apoderamos de la libertad y del discurso, será de fundamental importancia. Es importante señalar que la desacreditación de los cambios en la mujer tiene la intención de subestimar el poderío femenino. Históricamente ha convenido desacreditar la fuerza y el poderío recién adquirido-recuperado por parte de las mujeres pos menopáusicas, y a su maravillosa lucidez la llaman locura.
Los efectos de la menopausia son pasajeros y tampoco afectan por igual a todas las mujeres: “podríamos decir sin temor a equivocarnos demasiado, que los sofocos se pasan, el insomnio disminuye y el deseo sexual se transforma” Sin embargo son los cambios físicos a los que más le tememos; resequedad en la piel, subir de peso, flacidez, arrugas, son algunos de los cambios que confrontamos, sumado esto a la desinformación y la manera de que nos educaron, nos educaron para el cuerpo estético, no para el cuerpo atlético, así que el deporte y la actividad física no siempre forman parte de nuestras vidas. Esto nos causa preocupación, hay cambios en nuestro cuerpo cuando empezamos a envejecer como el colesterol, la vida sedentaria, la mala alimentación, el exceso de peso, y la vida tediosa y sin objetivos y esto apunta a que debemos cambiar la percepción de la menopausia y el paso de los años apreciándola como una transformación positiva, mas despreocupada, donde se desarrolle el gusto por la vida propia.
La menopausia sea el mejor momento para reconciliarnos con nuestro cuerpo con lo guapa y rica que somos y donde gracias a la madures y los cambios hormonales podemos estar más equilibradas y ser menos emocionales, menos ansiosas. En fin liberarnos de los estigmas y de los viejos patrones. Somos seres individuales que habitamos en cuerpos que nos hablan.
Muchas de las sabias estrategias que podemos poner en práctica son tan simples como concedernos un descanso disfrutar de tiempo libre y prestar más atención y dedicación a nuestra actividad física, entre otras.
No cabe duda amigas mías que estar en buena forma física es la mejor manera de enfrentarnos con la menopausia. Las personas que se ejercitan tienen menos riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares y osteoporosis, proporciona una mejor musculatura, corrige la postura y favorece el equilibrio, ayuda a controlar el peso, se descansa mejor, nos ponemos de buen humor, reduce el estrés, y los altibajos de ánimo, en fin refuerza nuestra autoestima.
Desenfocarnos más de las apariencias físicas, ejercitarnos debe ser más un objetivo de salud, de vivir mejor, y a la vez aumenta nuestra autoestima y este debe ser nuestro norte, trabajar nuestras mentes desde una posición reflexiva que nos ayude a validarnos, convertirnos en el centro de nuestro mundo. Reconocer el lugar donde nos encontramos en este momento forma parte de quienes somos, aceptar los cambios dignamente, poder hablarlos con aceptación y paz, con naturalidad y desapego.
De esta manera nos proyectaremos positivamente. Siendo testigos de la vida y experimentándola con intensidad en el cambio y las transformaciones.
La Menopausia es un momento excelente para asumir la responsabilidad de nuestra salud, pues nos quedan muchos años Dios mediante que tenemos que asumir con bienestar, desde toda perspectiva.
Un pensamiento hermoso que me llego, lo comparto con ustedes para despedir este compartir sobre la llegada de los cuarenta y tantos y sus consecuencias como al menopausia.
“NO PUEDO CAMBIAR EL FUTURO!
NO PUEDO CONTROLAR EL FUTURO!
LA UNICA COSA QUE PUEDO CONTROLAR ES MI ACTITUD!
ESTOY CONVENCIDO QUE LA VIDA ES UN 10% LO QUE ME SUCEDE Y UN 90% COMO REACCIONO ANTE ELLO, ME DOY CUENTA QUE TODO DEPENDE DE MI PORQUE ESTOY A CARGO DE MI ACTITUD.

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